CAPÍTULO II
NUEVA HIGIENE PSICOLÓGICA
(Ideas surgidas de las prácticas meditativas en la escuela)
En primer lugar, deberíamos preguntarnos si no puede ser más inteligente la higiene que la terapia. ¿Por qué no nos tomamos en serio el régimen de vida de los niños, comenzando por sus horas de sueño y de juego, y siguiendo por la sobreprotección que los hiperinfantiliza? Sobre esto el consenso es universal: los tres pilares fundamentales para gozar de una buena salud son la dieta equilibrada, el ejercicio regular y el sueño adecuado.
Gregorio Luri
La introducción de pequeños espacios temporales de Meditación en la escuela me llevó, poco a poco, y sin proponérmelo, a nuevos campos, reflexiones y hallazgos siempre salutíferos. Nos ubicamos con ello en el ámbito de la salud y de la higiene psicológica, con el ánimo de introducir elementos de reflexión y cambio de hábitos. ¿Qué hemos descubierto como fundamental? La introducción de los ejercicios meditativos en el aula me aportó las siguientes observaciones en nuestro alumnado sobre los siguientes temas:
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Una gran insuficiencia de sueño (apreciaciones sobre la falta de concentración derivada, tanto de la insuficiencia y calidad de sueño como del abuso de las nuevas tecnologías).
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El excesivo sometimiento a exigencias de rendimiento.
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La falta de espacios para el aburrimiento y la exploración sin objetivo (puertas de la creatividad, pues necesitamos reivindicar la necesidad de no hacer nada de vez en cuando).
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La alimentación inadecuada.
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Un medio social psíquicamente contaminado.
Los tópicos anteriores son muy sugerentes, y partiendo de ellos, les cuento a mis alumnos que nací en una casa sin luz eléctrica y sin agua corriente, en tiempos en los que la higiene era un concepto estrictamente corporal: lavábamos y desinfectábamos con aplicación, sin darnos cuenta de que la evolución y cambio de paradigmas *, en veinte años, fue rapidísima. Hoy los estudios punteros y revolucionarios sobre microbiota nos demuestran que la hiperlimpieza puede generar tantos problemas, incluso más, que los provocados por bacterias patógenas, que son muy pocas en el cómputo general de microorganismos que nos habitan. Con el enfoque de una “nueva higiene” sumamos los aspectos psicológicos y todos los factores circundantes que influyen en el bienestar emocional.
Enumero más abajo los aspectos de “nueva higiene” que considero fundamentales para mejorar nuestra salud física y psíquica. Observaciones que me sugirió mi paso por las aulas, merced a esos minutos previos de quietud, silencio y toma de conciencia. Por lo tanto, mejoraríamos la atención, la creatividad, la concentración y el rendimiento de nuestro alumnado, sin que les suponga un esfuerzo, introduciendo exclusivamente estas consideraciones en su contexto vital:
A-SUEÑO
B-SILENCIO
C-NECESIDAD DE NADA (DE ABURRIMIENTO)
D-ALIMENTACIÓN, MICROBIOTA-ESTILO DE VIDA
E-NUEVAS TECNOLOGÍAS (ATENCIÓN A LAS PANTALLAS DEVASTADORAS)
F-PEDAGOGÍA (PSICOLOGÍA DE LA INFANCIA)
G-IDEAS SUGERENTES EXPUESTAS EN “FORO EDUCACIÓN”1
A-SUEÑO
Mi sorpresa, y lo que considero un gran descubrimiento, es la epidemia de sueño que constato en mi alumnado. ¡Es asombroso! Lo es tanto que se convierte en un auténtico problema social.
Esta observación no sería posible sin la meditación. ¿Por qué? Porque no es evidente si no nos paramos a “tomar conciencia”. Salvo casos extremos, los alumnos no se caen de sueño, el sueño cohabita con ellos, como un halo invisible, imperceptible a simple vista. Probablemente algunas manifestaciones disruptivas son propiciadas por esta carencia, este malestar de fondo, que no sabemos interpretar en primera instancia. Frecuentemente, meditando en grupo externamente a la escuela, constatamos en algunas personas una entrada en fase de sueño inmediata, en menos de diez minutos. Se observa a través del ruido generado por un patrón respiratorio próximo al ronquido acompañado de cabezas caídas. Cuando finalizada la meditación, pregunto: «¿Estuviste durmiendo?». La contestación pronta es una negación…deduzco que probablemente se entra en un estado de consciencia intermedio entre sueño y vigilia, no bien definido en Occidente, estado que los budistas, notablemente los tibetanos y los grandes practicantes, pueden tener bien filiado y etiquetado…en todo caso, no es meditación, pero tampoco es estar durmiendo.
Sin duda se trata de un “estado diferenciado de conciencia”. Con esta denominación superamos la consideración americana de “estado alterado de conciencia”. A poco que nos demos la oportunidad de observar nos encontraremos con otros aún sin reconocer para occidente.
La carencia de sueño, suficiente y adecuado, en la cultura occidental es espantosa y demoledora. Se estima que nuestras generaciones perdieron con relación a la de nuestros abuelos entre hora y media y dos horas de sueño por día. Además, algunos estudios sugieren que, en la sociedad pre-industrial, y antes de esta sociedad permanentemente iluminada, el sueño era polifásico. No se dormía seguido desde el momento de acostarse al de levantarse, sino en varios tramos nocturnos, notablemente dos, que tendían a aproximarse en primavera para unificarse en una sola fase, de un tirón, en el verano. En esta última estación se dormía en un solo tramo nocturno, corto, añadiendo la siesta. Por lo tanto, el sueño no era homogéneo en su distribución anual. En el sistema de trabajo, tal como está montado sociológicamente el estilo de vida actual, se promociona un sueño en una sola fase cada vez más corta.
¡Bendita siesta en el sur de Europa!
La siesta mejora el rendimiento cognitivo.
Matthew Walker, neurofisiólogo británico
En China, en la ciudad de Chunguang, se implantaron pupitres con doble diseño, plegables y convertibles en camas para que los niños descansen después del almuerzo. También existen ya los restaurantes en muchos países que ofrecen posibilidad de realizar una siesta a modo de postre.
Sin reposo adecuado y suficiente no puede haber concentración ni eficacia. Bajan las defensas, quedamos a merced de la invasión de muchas enfermedades, el organismo disminuye sus capacidades de homeostasis*; no nos centramos adecuadamente y en consecuencia rendimos menos. También se ha apreciado que durante el sueño el cerebro se deshace de las sustancias de deshecho de su metabolismo, esas mismas sustancias que se han relacionado con la aparición de enfermedades neurodegenerativas como las demencias. Por eso, podemos afirmar que dormir poco y mal encoge y envenena nuestro cerebro, literalmente.
Grandes quebrantos psiquiátricos empiezan antes con grandes insomnios.
Debido a este estado de gran carencia de sueño reparador, de auténtica contaminación social, acostumbro a marcar prácticas de meditación de solamente 20 minutos como máximo, con adultos poco entrenados, fuera del contexto escolar.
Incluso para los que empiezan, es mucho, y a los diez minutos se manifiestan las primeras señales de incomodidad.
En un colegio, con prácticas de 5-6 minutos, el afloramiento del sueño es también observable; aunque no se apodere del practicante, se manifiesta con contundencia.
Preguntando: «¿A quién le afloró el sueño?». La contestación afirmativa con mucha frecuencia supera el 50%. En una investigación rigurosa se podrían hacer observaciones según la hora del día y el día de la semana. Independientemente de ello, el resultado es sorprendente. Una estadística de la “Sociedad Española de Pediatría” lo eleva al 70% e incluso al 90%.
Hablamos de horarios porque las últimas horas del viernes son prácticamente inaprovechables. En general se rinde mucho menos en las últimas horas de la mañana, se nota mucho la dispersión mental, la imposibilidad de focalizar durante 10 minutos seguidos. En base a ello pido siempre empezar temprano en mis horarios. Aunque, como veremos, las redes sociales y el uso excesivo de pantallas cambiaron totalmente la actitud de la generalidad de la población juvenil.
Es obvio. No necesitamos apelar a estudios científicos para entender su origen.
Cuando puedo practico en grupos formales, tanto Vipassana* como últimamente Zazen* en la comunidad Soto Zen*. Procuro ir habiendo descansado antes. Nos reunimos a última hora de la tarde, a veces a primera hora de la mañana. Entendí que no voy a dormir, por lo tanto, me reequilibro siempre con un tiempo de reposo anterior, incluso con una benéfica «siesta» si fuera menester. Y si me veo muy cargado de sueño o fatiga, ya no voy porque desvirtuaría la esencia de la práctica.
De Juan Antonio Madrid, catedrático de Fisiología y director del laboratorio de Cronobiología y Sueño de la Universidad de Murcia, autor de Dormir y sueño2, selecciono algunas ideas muy sugerentes:
“Dormir es el acto más revolucionario que podemos hacer por nuestra salud”.
“En casa deberíamos respetar un período de entre 8 y 10 horas de oscuridad”.
“El sueño es tan importante como la alimentación o el ejercicio físico”.
“Dos horas antes del sueño deberíamos bajar la intensidad de la luz o cambiarla por una más cálida para respetar la producción de melatonina”.
“En siglo y medio hemos perdido entre hora y media, y dos horas de sueño al día”.
“La media general de sueño realizado está en 7 horas. Si consideramos los días laborables, estaremos en alrededor de 6,5 horas de media. Vivimos con un déficit crónico”.
“Vivimos en una sociedad crono-disruptora”, consiste en una alteración mantenida en el tiempo de los ritmos biológicos. Lo provoca un exceso de luz de noche, turnos de trabajo agotadores, sedentarismo, uso de pantallas electrónicas antes de dormir, horarios de trabajo y ocio demasiado prolongados”.
“La cronodisrupción aumenta la incidencia de muchas patologías en personas predispuestas y agrava otras, afecta al sistema inmunitario, crea alteraciones reproductivas; se incrementan los trastornos del sueño, los trastornos cognitivos afectivos; las enfermedades cardiovasculares, se da un envejecimiento acelerado, diabetes, síndrome metabólico.
“La evidencia científica ya ha confirmado que el sueño es un pilar de la salud”.
“La gente se queja de dormir mal, pero no lo asocia con la enfermedad”.
“El sueño no puede ser lo último a lo que dediquemos nuestro tiempo hasta que hayamos conseguido finalizar todas las demás tareas. Todo lo contrario, debe ser algo prioritario en nuestras vidas”.
El autor sugiere ajustar nuestros relojes internos con los ciclos de la naturaleza, algo imposible en este mundo dominado por la luz artificial. Aunque, mi convencimiento es que podemos mejorar muchos aspectos con pequeños gestos. Se trata en primer lugar de “darse cuenta”, acto fundamental de la meditación.
En otra entrevista, concedida a El Diario Vasco, Juan Antonio Madrid3 asevera: «Estamos rodeados de crispación porque se duerme poco». Y más adelante nos advierte:
«O adecuamos nuestros hábitos a los ciclos naturales de noche y día, y ponemos coto al consumo de pantallas, o los problemas de sueño seguirán multiplicándose, y con ellos, una salud más endeble y un malhumor fortalecido».
Los testimonios en los medios de comunicación son continuos. Michel Desmurget4, experto en neurociencias, autor de La fábrica de cretinos digitales5, responde a la entrevista de la periodista Lucía Cancela6: (LC): “Menciona continuamente la importancia de dormir, ¿de qué forma empeoran las pantallas el descanso de los pequeños”?
(MD): “Les quita tiempo y calidad. Se suele pensar que dormimos para descansar, y no es así. Se duerme porque el cerebro tiene cosas que hacer: mantener el organismo, mejorar el sistema inmunitario, favorecer la memoria, repararse. Si no descansa lo suficiente, su organismo funcionará peor”.
La insuficiencia de sueño, con ello no nos referimos únicamente a cantidad de tiempo, se entiende incluso sueño de calidad, está directamente relacionada con muchos padecimientos mentales. Existe un complejo juego y equilibrio neuroendocrino en el que se conjuga todo: sueño, alimentación, estilo de vida (ejercicio o sedentarismo), microbiota. Después de lo observado podemos considerarlo como importantísimo y su carencia es demoledora en la salud.
B-SILENCIO
El silencio se ha vuelto un verdadero lujo. El libro de Pablo D’Ors7, Biografía del silencio8, ha tirado millares de ejemplares. Me ha sido difícil de leer en primera instancia, tuve que hacerlo dos veces apuntando un número considerable de ideas e imágenes. Es un ensayo sobre la meditación, filosofía de la buena. Sospecho, sin llegar a sostenerlo de modo inequívoco, que el simple título fue el que vendió mucho, y buena parte de los compradores no son capaces de acabar su lectura. ¿Acaso quisieron comprar el silencio?
Por lo tanto, lo considero fundamental en todo este proceso, junto a la quietud.
El silencio ayuda a conectar con núcleos profundos de autocuración. “En septiembre de 2017, Michel Le Van Quyen9 se despierta afectado por una parálisis. Se le diagnostica agotamiento por exceso de trabajo y se le prescribe reposo absoluto. Al principio, esta inacción le afecta, más tarde se produce la sorpresa: el silencio en el que está sumergido lo reconforta y le ayuda a sobrellevar la enfermedad. Decide en ese momento llevar a cabo una investigación. Había una intuición, las neurociencias lo explican definitivamente: cuando favorecemos el silencio acústico, pero también el atencional, el visual, o el meditativo, nuestro cerebro entra en un estado muy particular. Esta desconexión le ayuda a regenerarse, a evacuar toxinas que desembocarían en enfermedades neurodegenerativas. Mejor todavía: el silencio bajo todas sus formas beneficia la creatividad, la memorización, la construcción del «yo». Si todas las grandes tradiciones espirituales, tanto de oriente como de occidente lo han entendido ya, hoy, la ciencia comprueba el poder asombroso del silencio”.
El silencio es una necesidad neurológica; sin él, lo aprendido no se consolida. El cerebro lo necesita, al igual que el sueño reparador, para reorganizar los contenidos, para darles significado y convertir los estímulos externos en conocimiento.Lo aprovechamos también para “escuchar el cuerpo”, permitiendo al sentido interoceptivo * que alcance mayor eficiencia.
En realidad, en nuestra sociedad huimos de él, quizás temamos encontrarnos con nosotros mismos, con el dolor existencial que nos embarga. Por eso mucha gente vive permanentemente acompañada del «ruido de fondo» de una televisión, una radio, música o palabrería…personalmente he llegado al nivel de recrearme en él, en el silencio, de convocarlo siempre que puedo o me dejan, de apartarme para buscarlo. No se llega a este nuevo estado de “necesidad del silencio” sin trabajo y sin renuncias, en una sociedad sucia de ruido. Tan sucia de ruidos como de plásticos omnipresentes, y yo añadiría “de luces encendidas innecesariamente”. Con la expresión “su adquisición compensa enormemente”, nos referimos a convertir el silencio en una necesidad buscada, deseada.
Hablamos del silencio acústico, y también, de otro modo, del silencio verbal.
Personalmente “me di cuenta”, en un día en el que no paré de hablar entre las nueve de la mañana y las tres de la tarde, ininterrumpidamente, que estaba poseído de ansiedad, sometido a ella, manifestada en una verborrea incontinente.
Algo que bien podría llamar: horror vacui.
El hecho más terrorífico es aceptarse a uno mismo.
C. G. Jung
El silencio es salud, la capacidad de estar callados es señal de autocontrol emocional y sabiduría.
Me viene a la mente la película El Padrino10, obra maestra, estudiada en las escuelas de negocios. El que sobrevive es el hijo callado, el de elevado autocontrol emocional.
Me sitúo entre los que llevarían bien un par de horas al día de aislamiento. Recuerdo a Mahatma Gandhi, quien practicaba «el no hacer nada» y el silencio durante dos horas al día, metódicamente. Gandhi adquiría después una enorme determinación y aplicación en la consecución de sus objetivos. Me parece congruente. Equivale en respiración al hecho de que si queremos coger mucho aire, mucho oxígeno; antes, tenemos que aprender a exhalar mucho, crear mucho espacio para recibir. La apnea es un silencio respiratorio en nuestras prácticas de Pranayama* que nos libera a posteriori en una larga exhalación de muchas toxinas de residuos metabólicos. El filósofo francés André Comte-Sponville11 reconoce: «Je m’offre 20 minutes d’éternité par jour», cuya traducción podría ser “me obsequio con veinte minutos de eternidad diarios”, en esos minutos de meditación, de quietud y silencio. La actriz española Maribel Verdú declaró recientemente que necesita varias horas al día de aislamiento en silencio.
Si entramos en el silencio durante días, como hicimos en un curso en Alemania instruido por el maestro, Gurú* hindú, Sri Sri Ravi Shankar, comprobamos, como un oxímoron, que el silencio es atronador. Me viene a la mente el verso: “La música callada, la soledad sonora”, de S. Juan de la Cruz.
Por cierto, merced a mis prácticas meditativas pude abordar y valorar el libro de Teresa de Jesús, «Las Moradas», regalado en francés como «Château de l’âme12», «Castillo interior», obsequio del artista G. Milon, citado en el capítulo titulado “Trayectoria y escuelas frecuentadas”, percurso heterodoxo y disruptivo recogido en mi página web: www.anaman.org. Y pude leer con otra interpretación el muy admirado y balsámico Cántico espiritual13 de S. Juan de La Cruz. Para mí, este último, supone un balizar y señalizar un gigantesco viaje iniciático a través de un vastísimo campo, la mente meditativa; como Pulgarcito lo hizo con piedrecitas en un bosque, el Santo Juan de Yepes lo hizo con versos que se asemejan a los Koan * del Zen *. Una cumbre espiritual de la humanidad, probablemente habituado a meditar mucho.
Disculpadme el atrevimiento, a día de hoy es mi explicación personal de uno de los posibles mapas del poema.
Los Koan promueven el pensamiento lateral. Esta es una modalidad de pensamiento en la que predomina la creatividad y la intuición, antes que el análisis y la lógica formal. Los koan son imágenes, frases que plantean como una vía para que una persona logre ver la realidad desde un punto de vista distinto a lo convencional. Se utilizan a veces como técnica auxiliar en meditación.
C- NECESIDAD DE NADA
Es necesario “no hacer nada” de vez en cuando, y hasta aburrirse para contribuir a la salud de la mente.
Facundo Manes, neurocientífico
El descubrimiento de la necesidad de la “nada”, al igual que los periodos de apnea en la respiración, para mí fueron esenciales y revolucionarios. Esa apnea que se reconoce y estira en los ejercicios de pranayama del yoga consiste en una microparada entre inhalación y exhalación. Necesitamos “hacer nada” de vez en cuando para encontrar soluciones a nuestros problemas. Somos más creativos y afloran soluciones a problemas difíciles poniendo el cerebro en “modo avión”. Recuerdo una anécdota de Christophe André con una de sus tres hijas. Estaba tirada en un sillón.
1 Convocado por el diario Faro de Vigo en septiembre de 2022, en la ciudad de Vigo, Galicia, España.
2 Publicado en El País. Sección Sociedad, el 7 de septiembre de 2022.
3 Concedida al periodista Antonio Arco, el 31 de diciembre de 2022.
4Doctor en neurociencias y director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia. Es autor de una vasta obra científica y de divulgación y ha colaborado en centros de investigación como el MIT o la Universidad de California. Con La fábrica de cretinos digitales ganó el premio Femina de las letras francesas.
5Planeta, 2020.
6Sección: “La Voz de la Salud”, La Voz de Galicia, el 03 de noviembre de 2022.
7(Madrid, 1963) Sacerdote, escritor y fundador de la red de meditadores Amigos del desierto, así como de Tabor, un proyecto de monacato secular. Estudió Filosofía y Teología en Roma, Praga y Viena, donde se especializó en germanística. Se doctoró en Roma, en 1996, bajo la dirección de Elmar Salmann. Fue ordenado sacerdote en 1991 y en 2014 consejero cultural del Vaticano, por designación expresa del papa Francisco. Su obra literaria, ha sido traducida a las principales lenguas europeas Su libro Biografía del silencio ha superado ya los 300.000 ejemplares, convirtiéndose en un hito en la historia del ensayo español. En la actualidad, imparte conferencias y retiros por todo el mundo.
8 Galaxia Gutenberg, 2020.
9Michel Le Van Quyen, (París 1967) es investigador de neurociencia en el Inserm (Instituto Nacional de la Salud y la investigación médica en Francia) y trabaja en el laboratorio de imágenes Biomédicas (LIB). Cerebro y silencio. Plataforma editorial s.l.
101972, Paramount Pictures, dirigida por Francis Ford Coppola y protagonizada por Marlon Brando.
11(París, 1952). Es uno de los filósofos franceses más brillantes y apreciados tanto dentro como fuera de su país. Actualmente es profesor de la Universidad de París-La Sorbona y colabora en diversos medios franceses como Libération. La felicidad, desesperadamente; El amor, la soledad e Invitación a la filosofía se han convertido en grandes éxitos.
12Publicado en francés, Editorial Points, 2014.
13Planeta, 2023.

